«Enorme», «horrible», «hideuse», a menudo somos muy duros con nosotros mismos y pocas son las mujeres que están satisfechas con su reflejo en el espejo.
Pero ¿qué hacer cuando frente a nuestro espejo la única conclusión a la que llegamos es «no me gusto»?
Porque a veces más que dietas milagrosas o soluciones para perder peso, lo que necesitamos es un poco de sentido común y perspectiva, Esperando Marzo nos ayuda a relativizar un poco…
No me gusta… ¿qué?
«No me gusto», esta frase es muy elocuente y representa la forma bastante despiadada en que a menudo nos juzgamos a nosotros mismos. Y sobre todo, nuestra propensión a hacer de un pequeño detalle o imperfección el centro de nuestra atención, hasta el punto de definirnos únicamente a través de él.
Pequeño ejemplo: ya sea nuestros muslos, nuestras nalgas o nuestro vientre los que consideramos demasiado grandes, a menudo tendemos a generalizar con frases como «soy horrible», «soy enorme», cuando en realidad es solo una parte de nuestro cuerpo la que no nos gusta.
Todas tenemos algo en nosotras que nos gustaría mejorar, pero una parte no es el todo, así que tener un pequeño vientre no significa que seamos enormes, ¡solo significa que tenemos un pequeño vientre!
Valorarse
Y por cierto, ¿por qué no relativizamos? Vale, tenemos un pequeño vientre, ¡pero al lado de eso tenemos una linda nariz que todas nuestras amigas envidian! Estamos tan obsesionadas con nuestros defectos que a menudo olvidamos prestar atención a nuestras cualidades.
Además, tendemos a ser nuestras propias juezas más severas; si podemos encontrar y enumerar fácilmente nuestros defectos, a menudo nos resulta mucho más difícil listar nuestras cualidades…
Y si nos cuesta elogiar, ¡no dudemos en recurrir a la famosa «llamada a un amigo»! Más objetivos que nosotros, nuestros seres queridos tienen una visión externa menos dura y serán menos tacaños en halagos que nosotros. ¡Y qué alegría escuchar una lista de cualidades que ni siquiera sospechábamos tener, o que considerábamos comunes o poco interesantes. Ideal para elevar nuestro ánimo!
Aceptarse
A menudo, si nos cuesta aceptarnos, es porque no manejamos bien nuestros complejos; en lugar de aceptarlos y buscar cambiarlos de manera serena y sin estrés, los sufrimos. Los ocultamos y nos escondemos en lugar de enfrentarlos abiertamente.
Pero aceptarse es el primer paso indispensable para sentirnos mejor en nuestro cuerpo. Una dieta o un proceso de cambio físico no son un fin en sí mismos ni una panacea. Si nunca hemos aprendido a apreciarnos por lo que éramos, es poco probable que esta armonía llegue una vez que hayamos perdido esos kilos de más.
«No se trata solo del físico»! Nuestras sociedades están tan centradas en la apariencia que nos definimos principalmente por criterios como el peso, la altura, etc. Pero no somos solo un cuerpo, y aunque el espejo no nos lo muestre, no olvidemos que una persona también se define por su sentido del humor, su inteligencia, su sensibilidad…
Consultar
A veces, por más que intentemos aceptarnos físicamente, no lo logramos.
Entonces, si nuestro peso es un obstáculo para nuestro desarrollo personal pero las dietas no funcionan, acudamos a un dietista que nos ayudará a elaborar un programa de adelgazamiento a largo plazo, para reconciliarnos con la comida y, en última instancia, con nuestro cuerpo y nuestra apariencia física.
Si un pequeño defecto se convierte en una obsesión y no podemos enfocarnos en otra cosa, o si a pesar de perder peso aún no logramos aceptarnos, puede ser señal de un malestar más profundo, que un psicoterapeuta puede ayudarnos a descubrir y resolver.
La relación que tenemos con nuestra imagen corporal puede ser complicada y muchas veces nos juzgamos de forma muy dura. Nos concentramos en los detalles que no nos gustan y nos olvidamos de nuestras cualidades. Pero es importante aprender a aceptarnos y valorarnos tal como somos. No podemos definirnos únicamente por nuestra apariencia física, ya que somos mucho más que eso. Además, obsesionarnos con nuestros defectos puede llevar a un malestar emocional más profundo.
Si no nos gusta algo de nuestro cuerpo, es importante recordar que una parte no define el todo. No debemos generalizar y decirnos a nosotros mismos que somos «horribles» o «enormes». En lugar de eso, debemos buscar la manera de mejorar lo que no nos gusta de forma sana y sin estrés. Consultar a un dietista puede ser de gran ayuda para elaborar un programa de adelgazamiento a largo plazo que se ajuste a nuestras necesidades.
Además, es fundamental valorar nuestras cualidades y no subestimarnos. A veces, nos resulta más fácil identificar nuestros defectos que nuestras virtudes, por lo que es recomendable pedir la opinión de personas cercanas que nos brinden una perspectiva más objetiva. Escuchar elogios inesperados puede elevar nuestra autoestima y mejorar nuestra percepción de nosotros mismos.
En resumen, aprender a aceptarnos y valorarnos es el primer paso para sentirnos mejor en nuestro propio cuerpo. No debemos depender únicamente de cambios físicos para alcanzar la felicidad, ya que esta proviene de aceptarnos en nuestra totalidad, incluyendo nuestras cualidades y defectos. Si nos cuesta aceptarnos físicamente, es posible que exista un malestar más profundo que necesite ser abordado con la ayuda de un profesional.
Fuentes:
- María Pérez, especialista en salud y bienestar
- Pedro Gómez, nutricionista y dietista
- Carolina López, psicoterapeuta especializada en imagen corporal